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lunes, 4 de octubre de 2010

¿Pensando con el culo?

Cuando pensaba un nombre para este blog, quería que tuviera algo que ver con las bombillas, con esa metáfora de las ideas que tanto hemos visto en los comics o en los dibujos animados de la tele. Luego me he acordado, cagando, de Salvador Sostres. Esto me ha hecho pensar que por tener ideas, éstas no tienen por qué ser buenas, constructivas o, simplemente, "normales". Hay gente que piensa con el culo.

Bombilla, culo, bombilla, culo.... mmmm ¡LAS LUCIÉRNAGAS! Qué animales más curiosos. ¿Os imagináis a un perro con la cola encendida? Algún cafre lo habrá visto seguro, porque hay mucho hijoputa suelto, pero me refiero a que tenga la cola iluminada como una bombilla. O ¿un gato con las orejas fosforitas y relucientes? Las luciérnagas son insectos luminosos. Desprenden luz por el abdomen. ¿Y por qué no mejor una luz en la cabeza, estilo minero, y así les ilumina el camino? En el caso de las luciérnagas, la luz de los machos sirve para que las hembras vean sus "danzas". Son para provocar, no sirve como instrumento guía. Como Salvador Sostres.



Otra persona que lleva tiempo "luciéndose" es Agapito Iglesias. Aunque esto merece un análisis mucho más detallado y profundo, que seguramente haré en el futuro. También me ha servido de inspiración para el nombre. Es difícil hacer tantas cosas mal en tan poco tiempo: cambio de escudo sin consultar a la masa social del Real Zaragoza; "pirateo futbolístico" en los casos de Matuzalen y Ayala; fichas insostenibles de jugadores mediocres y de empleados sin ningún tipo de arraigo con el Club que está llevando a la ruina de la SAD; decisiones unilaterales en la parcela deportiva sin tener ni puñetera idea de fútbol... Lo dicho, merece un estudio aparte.



Visto esto, yo mismo puedo decir muchas estupideces, también se me enciende el culo de vez en cuando, y no sólo por comer guindillas. Todos podemos ser luciérnagas en un momento dado. Aún así, espero pensar más con la cabeza y compartirlo con quien quiera leer mis pensamientos. Y si no lo lee nadie, por lo menos será mi rincón de desahogo.

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